El siguiente extracto, titulado “Los nuraghi de Gorropu y Mereu – El culto de las aguas,” está tomado de la guía “Sentiero Sardegna,” publicada por Salvatore Dedola en 2001 (Carlo Delfino Editore).
“El redil está el más alejado del pueblo: se encuentra en el corazón del Supramonte, guardando la empinada cuenca de hundimiento de Pischina Gurthàddala, sobre Gorropu. En el lugar del redil, había una aldea nurágica, cuyas ruinas aún son visibles junto con la tumba de los gigantes ubicada en la amplia pradera debajo del redil, en el borde de la cual crece el Taxus baccata más grande y hermoso de Cerdeña desde hace milenios. Este árbol es un auténtico monumento natural, que forma un trío con la tumba y la aldea, monumentos que marcan la presencia humana que data de hace 4000 años. El sitio único de la aldea refleja el igualmente único sitio de la aldea nurágica de Presethu Tortu, ubicada enfrente a través de la profunda garganta del Flumineddu, que presumiblemente separaba dos tribus. Quizás la división era solo territorial, no política, porque los dos nuraghi de Presethu Tortu (Mereu y Gorropu) plantean dudas sobre funciones de vigilancia improbables, ya que también están orientados –como la aldea de Sedda Arbaccas– hacia el gigantesco “embudo” tectónico de Gorropu (una garganta impenetrable desde abajo) sobre el cual convergen –como mencionamos en otros lugares– tres gargantas con fondos hostiles e infranqueables, no menos por la presencia de acantilados lisos y altos que interrumpen su accesibilidad. La aldea de Presethu Tortu ha desaparecido, devolviendo una miríada de piedras a la naturaleza, pero los dos nuraghi, a solo 800 m de distancia, aún se mantienen en pie y son aún reconocibles. No eran más que una vivienda fortificada del “rey” local (en Mereu) y un gran altar-santuario incorporado en un amplio patio rectangular (en Gorropu). En estos acantilados, reaparecen las mismas funciones que las del santuario nurágico de Serri y el antiguo sitio nurágico de Santu Bantine di Sedilo, una “Meca” abierta para peregrinos hace 3-4000 años. Las praderas de Presethu Tortu indudablemente atraían peregrinos de todo el Supramonte: desde los pasos de Gantinarvu, Solitta, Janna ’e Gori, Punta Gruttas, Sìlana; desde las aldeas de Sòvana, Giulia y Duavidda. Era una reunión periódica hacia la llanura de Campu Mudrecu-Su Disterru, bordeada por el nuraghe y el nuraghe-santuario de Presethu Tortu que, abajo, observaba las aguas converger en un triángulo, un espectáculo trinitario inefable cuya grandeza acercaba a uno a Dios. El culto de las aguas era muy fuerte en Cerdeña. Desde una de las tres gargantas, bordeadas por las vertiginosas paredes de Cucuttos, brotaba (y aún brota) una copiosa cascada de una gran grieta vertical, muy similar a una vulva. Hoy se llama Cunnu ’e s’Ebba, ‘vulva de la mare.’ Pero la referencia se remonta a la vulva de la Madre Diosa, protectora de las aguas y excitante perenne del “espermatozoide sagrado” que Dios el Padre emite al reunir las nubes y desatar la lluvia fertilizante. El orgasmo sagrado convergía en los pozos sagrados (es decir, en la “vagina sagrada” que recibía el agua celestial), donde era venerado; pero también podía ser venerado en lugares naturales particularmente únicos, en santuarios naturales como high-Gorropu, donde una convergencia triangular de líneas tectónicas reúne las aguas sobre los guijarros herbosos, que las absorben ocultando el grandioso fluir trinitario para inmediatamente reemitirlo en un manantial unitario puro. Ese triángulo regular de gargantas y aguas indudablemente recuerda las tres líneas del pubis femenino a través de las cuales la semilla fertilizante penetra para luego emerger del vientre maternal como una epifanía unitaria de vida.”
Por cierto, Presèthu Tortu, como especifica el propio Dedola, significa “cuenca torcida, inclinada. Presèthu, prethu es en el dialecto central la cuenca, el sifón rocoso donde se recoge el agua de lluvia.”
El “Mereu” (nota del autor) también se llama “Intro ‘e padente,” que significa nuraghe sumergido en el bosque.
Las fotos del nuraghe Presethu Tortu son de Giovanni Sotgiu, Maurizio Cossu y Cinzia Olias. Lo que queda de una de las tumbas homónimas de gigantes es capturado por Alessandro Pilia. Las fotos del nuraghe Intro ‘e Padente son de Giovanni Sotgiu y Maurizio Cossu. La de la cascada “Cunnu ‘e s’Ebba” es de Billia Me_2013 para JuzaPhoto.