En un pasaje del libro “Investigación prehistórica en Cerdeña” (2005), el autor, el arqueólogo Enrico Atzeni, se centra en la descripción de una estatua menhir, respecto a la cual afirma: “En el corazón de la isla, a unos seis kilómetros al noreste de Laconi, la capital de Sarcidano, ‘Genna Arrele’ es una pequeña meseta pastoral a una altitud de 400 metros sobre el nivel del mar, rodeada de colinas traquíticas que alcanzan los 500 metros de altura con la punta del nuraghe ‘Genna Corte’…. en el momento del descubrimiento, la ‘estatua menhir’ de Genna Arrele se encontraba aislada en el borde derecho del camino de acceso agrícola, al borde de un campo no cultivado y exactamente a 178 metros al sur de la intersección hacia Asuni… Un ‘unicum’ hasta ahora en Cerdeña, por sus patrones morfológicos y estilísticos y por los componentes culturales y conceptuales que lo caracterizan, la ‘estatua menhir’ de Genna Arrele sigue siendo de difícil interpretación, que solo confirmaciones asociativas más precisas pueden aclarar y confirmar en última instancia.”La presencia del símbolo de los muertos, en el esquema original ‘en forma de ancla’ de Oniferi que no aparece en ningún otro lugar del arte esquemático rocoso franco-ibérico, italiano y mediterráneo, lleva a considerarlo una deidad funeraria que protege las tumbas… o la representación de un ancestro o un héroe fallecido o jefe guerrero, de un carácter mitológico viril en el reino invertido de lo sobrenatural, representado y recordado en la meseta, en el centro de un mundo de pastores, con un arma que, en forma y simbolismo, es el signo de nuevos tiempos.
El menhir, que Atzeni recuerda, se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Sassari, es muy similar a varios otros exhibidos en el Museo Aymerich de Laconi, muchos de los cuales presentan en la superficie tanto el elemento ‘en forma de ancla’ como ese petrografo que el arqueólogo sardo identifica como un arma de extraña forma “el signo de nuevos tiempos.”Me gustaría expresar mi opinión sobre este asunto, porque si bien encuentro convincente la asociación del tridente con el “al revés” encontrado en la domus de Sas Concas en Oniferi (foto de Francesca Cossu), que presumiblemente representa el alma del hombre regresando a la madre tierra, por otro lado, no estoy en absoluto convencido por la hipótesis de que la figura grabada en la parte inferior del monolito sea un cuchillo con hojas opuestas. De hecho, creo que tal arma nunca ha existido, especialmente porque un puñal con una de las dos hojas apuntando hacia la persona que lo empuña no tendría ningún sentido práctico más que para cometer suicidio inadvertidamente (también es cierto que existe el hacha bipennis, pero esta es un arma con un mango largo que mantiene las hojas opuestas alejadas del portador).También me gustaría señalar que el profesor Atzeni es el autor del libro “Il museo delle statue menhir,” publicado por Delfino en 2004, donde también se incluye la imagen de la supuesta daga, que el autor afirma está colocada en una funda elíptica.
Sin embargo, lo que Atzeni identifica como una funda podría en cambio compararse de manera más realista con uno de los signos que han indicado la vulva desde el Paleolítico, como se destaca en la tabla adjunta.Lo siento, pero no puedo acceder a enlaces externos. Si me proporcionas el texto que deseas traducir, ¡estaré encantado de ayudarte!).En cualquier caso, esta interpretación se alinea perfectamente con la teoría previamente apoyada por el difunto Nicola Porcu, quien la propuso en su libro “Hic-Nu-Ra, racconto di un’altra Sardegna.” Según Nicola, el “bipenne” no es más que el emblema del dios egipcio ithyphallic Min, una manifestación del dios solar supremo Amon, cuyo nombre criptografiado aparece en muchos ornamentos encontrados en Sardinia.Min era una deidad andrógina (como el flautista ithyphallico representado en una famosa estatuilla de bronce encontrada en Ittiri) y sus emblemas representaban de hecho un útero.El mensaje grabado en la superficie de las estatuas de menhir tendría entonces un sentido lógico y profundamente sagrado, configurando el alma del hombre que regresa a la madre tierra a través del vientre materno; dando así cuerpo a ese concepto de regeneración de la vida que también se repite en las domus de janas, en las tumbas de los gigantes, en los pozos sagrados, e incluso en los nuraghi.
Un símbolo similar está finalmente presente en una estatuilla “fenicia” conservada en el museo arqueológico de Madrid (también mostrada como la imagen de portada).Quiero aclarar que estas son solo mis simples consideraciones sin ninguna afirmación científica, que espero puedan estimular alguna reflexión.