Pani e casu e binu a rasu: los secretos de la alimentación de los nurágicos centraron el encuentro celebrado en Sa Manifattura, con motivo de la cuarta cita del ciclo de conferencias populares promovido por «Cerdeña hacia la UNESCO». Abrió el acto Gianfranco Cocco, miembro de la Asociación, quien, antes de ceder la palabra a Alessandra Guigoni, doctora en Antropología Cultural por el IED, destacó la fascinación ligada al descubrimiento de los alimentos consumidos por los nurágicos.
La dieta de los jóvenes guerreros era sin duda diferente de la de las mujeres y los niños. Las técnicas de conservación de los alimentos eran ciertamente refinadas, ya que la necesidad era conservarlos bien (secado, ahumado, salazón, inmersión en miel, fermentación). Los nurágicos hacían pan, pero sin levadura (el interés por la panificación es miles de años anterior a la revolución neolítica).
Sin duda elaboraban queso, vino y algunas bebidas alcohólicas a partir de cereales. Probablemente les encantaban las legumbres, incluidos los guisantes y las habas, que estaban presentes en su dieta. Una vez más: los sardos nurágicos viajaban mucho y cruzaban el mar, sin duda llevaban alimentos fuera de la isla y también los traían de lugares lejanos. Todos estos temas fueron tratados por el antropólogo Guigoni en el transcurso de la velada.
¿Alguna otra sugerencia? Ya en la época nurágica se utilizaban bueyes como fuerza motriz en el cultivo de los campos (como señaló el arqueólogo Franco Campus, citado por el antropólogo, al mismo tiempo que la construcción de los nurágicos se produjo una reducción sistemática de las plantas altas, casi siempre sustituidas progresivamente por cultivos de hierba) y por el hallazgo de huesos de gran tamaño tenemos pruebas de que se mataban muchos bueyes para alimentarse.
La grabación de la conferencia de ayer, con todos los detalles y secretos de la dieta nurágica revelados por el antropólogo Guigoni, puede verse en nuestra página de facebook: https://fb.watch/w6FP3NhIua/.




