La necrópolis neolítica de Li Muri es sin duda el sitio arqueológico más conocido en la vasta área de Arzachena debido a la singularidad de las tumbas que la componen. Descubierta en 1939, consiste en una serie de cistas dólmenicas, es decir, pequeñas celdas funerarias hechas de losas de piedra colocadas en posición vertical, originalmente cubiertas por una tapa, rodeadas de pequeñas piedras dispuestas en círculos concéntricos. Estas últimas tenían la función de contener un montículo de tierra y piedras que debía cubrir la tumba, evitando en la medida de lo posible la erosión causada por la lluvia. La necrópolis en su totalidad debió aparecer como una colección de montículos circulares, tangentes entre sí, con diámetros que oscilan entre 5.30 y 8.50 metros. En el círculo que delimitaba cada tumba, se encuentran los restos de un menhir, un pilar de piedra incrustado en el suelo que se le atribuía valor sagrado. Cerca de los puntos de tangencia de los círculos funerarios, se encontraron tres cajas de piedra, de aproximadamente 50X50 cm de tamaño, probablemente destinadas a contener ofrendas de alimentos periódicas para los difuntos. Algunos objetos que forman parte de los bienes funerarios de esta necrópolis, incluidos cuencos hechos de estatuaria, cuchillas de sílex y pequeños hachas triangulares de piedra dura pulida, así como cuentas de collar con forma de pequeñas aceitunas, exhiben una artesanía particularmente refinada. El tipo de tumbas en la necrópolis de Li Muri ha dado su nombre a una cultura atribuible a la edad neolítica (4° milenio a.C.): la de los “círculos megalíticos”, también conocida como la Cultura de Arzachena o Cultura Gallurese, debido a la particular concentración de círculos funerarios con cistas líticas en este territorio. (Ministerio de Cultura)
Las fotos de la necrópolis de Li Muri son de Marco Cocco y Cinzia Olias.