En el libro “La religione primitiva in Sardegna” (1912), Raffaele Pettazzoni, el principal historiador italiano de religiones, escribió: “¿Cuál era el propósito de la incubación? Que para los sardos era un propósito terapéutico lo afirma explícitamente otro comentarista de Aristóteles, Filipono; y añade que se acostaban cerca de las tumbas durante cinco días: Aristóteles, de hecho, citó el ejemplo, para él legendario, de los sardos como típico de un sueño tan profundo que eliminaba toda conciencia del tiempo. Y Simplicio añade que los sardos iban a las tumbas de los héroes para dormir largos sueños sin interrupciones, parecidos precisamente a esos héroes que parecían dormir y estaban muertos. La incubación estaba, por tanto, destinada a ahuyentar apariciones aterradoras, pesadillas, visiones. Para eliminar cualquier duda al respecto, Tertuliano afirma que en Aristóteles se menciona a un héroe de Cerdeña, que liberó a quienes dormían cerca de su santuario de visiones.” Según el arqueólogo Paolo Melis (“Civiltà Nuragica”), cerca de las tumbas de los gigantes “se llevaban a cabo complejos ritos funerarios en honor de los difuntos, que probablemente no se limitaban al momento de la deposición, sino que se repetían múltiples veces en ciertos momentos o aniversarios: de hecho, en la religión nurágica, el culto de los ancestros heroizados y divinizados tenía gran importancia, como nos cuentan algunos autores clásicos, que recuerdan la costumbre de los sardos de dormir cerca de las tumbas de sus ancestros con fines mágicos y terapéuticos. Justo en la exedra frontal de las tumbas de los gigantes, parece posible reconocer el espacio destinado a estas incubaciones rituales.” Finalmente, se lee en un “brebu”: “A su mancu una borta in sa vida bàndidi s’homini in galazzoni; scetti in custu viaggiu d’ogniunu ada connosci sa beridadi” (Al menos una vez en la vida, un hombre debería entrar en trance <trance chamánico, que no es un estado de alucinación sino un estado de ‘presencia superior’> Solo con este ‘viaje’ <experiencia espiritual> puede cada uno conocer la verdad <comunicarse directamente con el mundo de los muertos, los espíritus>).
En las imágenes, las Tumbas de los Gigantes de: S’Ena ‘e Thomes en Dorgali (ph. Gianni Sirigu, Nicola Castangia, Francesca Cossu); San Cosimo en Gonnosfanadiga (ph. Lucia Corda y Maurizio Cossu); Seleni en Lanusei (ph. Nuraviganne); S’Arena Fennau en Urzulei (ph. Maurizio Cossu y Alessandro Pilia). La pintura “El Sueño” es de Salvador Dalì.