La fuente sagrada de Su Lumarzu en Bonorva

Pequeña y bien conservada, cuidadosamente construida sobre un manantial activo desde hace miles de años e inmersa en un paisaje intemporal. Este es el escenario en el que se encuentra el manantial sagrado de su Lumarzu, al final de un sendero que serpentea desde el minúsculo pueblo medieval de Rebeccu, en el borde de la llanura de Santa Lucía, en el territorio logudorés de Bonorva.

La estructura consta de un atrio y una pequeña celda, donde se recoge el agua que mana de la vena del manantial. El atrio rectangular está pavimentado, en el interior hay mostradores-asientos en las paredes y una hornacina. El material de construcción es basalto, tallado en sillares escuadrados en cortes regulares y dispuestos en hileras. Se accede a la celda a través de una losa monolítica, sobre la que se abre una entrada de forma trapezoidal.

La cella tiene un techo de tholos, que termina con una losa horizontal en la que -no se sabe con certeza cuándo- se grabó una cruz latina, probablemente para «cristianizar» un lugar de culto pagano.
La pila, excavada en la roca basáltica, es poco profunda y tiene una forma circular que refleja la estructura de la cúpula. El agua nunca falta y fluye por un pequeño canal, que se aprecia en el umbral de la cámara interior, y luego discurre por un conducto bajo el suelo del atrio.

La estructura está datada entre la Edad del Bronce Final (siglos XIII-X a.C.) y la Primera Edad del Hierro (siglos X-VIII a.C.), pero fue frecuentada al menos hasta la Antigüedad Tardía, como atestiguan las monedas halladas in situ, que datan del siglo IV d.C. La presencia de altos muros laterales, el nicho y los mostradores en las paredes del atrio han llevado a la hipótesis de que el templo no era sólo un lugar reservado a los sacerdotes y que los mostradores no se utilizaban -al menos no exclusivamente- para depositar ofrendas, sino que tal vez eran asientos y que en Su Lumarzu se realizaban otro tipo de rituales. Tal vez incluso ordalías, es decir, «pruebas sagradas», en las que el juzgado debía demostrar su inocencia ante las divinidades sometiéndose a pruebas con agua o fuego.

Fuente: Turismo de Cerdeña.

Las fotos de la fuente sagrada de Su Lumarzu son obra de Giovanni Sotgiu.

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