En relación con el complejo nurágico de Monte Baranta en Olmedo, Alberto Moravetti escribió entre otras cosas que <<…La difusión de fortificaciones megalíticas no es un fenómeno exclusivo de Cerdeña, sino que está muy extendido a lo largo del Mediterráneo y Europa Atlántica. De hecho, a partir de las fases finales del Neolítico y a lo largo de la Edad del Cobre – probablemente testificando el estado de conflicto generalizado tras el descubrimiento de los metales – hay una necesidad sentida de defensa que se evidencia, limitándonos a los ejemplos más notables, en las fortificaciones de la Península Ibérica (Los Millares, Zambujal, Villanova Sao Pedro), en los pueblos fortificados de Francia (Chateau Lebous, Boussargues, Montijau, Cambous, etc.), etc. El complejo de Monte Baranta, tan perfectamente definido en sus aspectos civil, “militar” y religioso (el aspecto funerario actualmente falta) parece mostrar, más que ningún otro, el sentido de inseguridad que llevó a la gente de Monte Claro a asentarse ocasionalmente en alturas e integrar defensas naturales con poderosas estructuras megalíticas, abarcando vastas superficies y vinculadas a criterios de defensa dinámica. Y mientras se conecta a ideologías anteriores (menhires y círculos megalíticos de la cultura Ozieri), parece presagiar, para el modelo de elección topográfica, para la visión estratégica de control territorial y para algunas soluciones arquitectónicas, el surgimiento de protonuraghi – desde la Edad del Bronce Temprana a la Media – antes de convertirse en la característica saliente de la edad nurágica. Con Monte Baranta, nos encontramos – probablemente – en la fase que precede inmediatamente el nacimiento y la difusión de protonuraghi (o nuraghi de corredor), cuya génesis puede grasp en la misma torre-enclosure, debido a los amplios corredores y la tendencia “a cerrar”…>>.
Alberto Moravetti: “El complejo prenurágico de Monte Baranta” de “Sardegna Archeologica” – Delfino editore – año 2000.
Las fotos del complejo megalítico de Monte Baranta son de Sergio Melis y Beatrice Auguadro. La foto del menhir homónimo es de Sergio Melis.