Un complejo arquitectónico de 3500 años de antigüedad, elevado a 800 metros sobre el nivel del mar, en medio de un bosque, que domina los montes Sarcidano, en el centro-sur de Cerdeña.

Al llegar a la cima del relieve sobre el que se alza, al final de una caminata entre árboles centenarios, se tiene la sensación de abarcar y dominar con la mirada todo el entorno, un panorama impresionante desde el macizo del Gennargentu hasta el parque de los Sette Fratelli. El Adoni Nuraghe es un complejo monumental protohistórico que se alza sobre un bastión calcáreo aislado y escarpado a unos cinco kilómetros de Villanova Tulo, un antiguo y pequeño pueblo de la región del Sarcidano, encaramado en la colina de San Sebastiano y flanqueado por el río Flumendosa. Se trata de un espléndido ejemplo de yacimiento multicapa, que se remonta a una época comprendida entre el Bronce Final y el Bronce Reciente (1350-1150 a.C.), nunca abandonado del todo: su posición de control del territorio hizo que la zona fuera frecuentada hasta la Edad Media. Para llegar al nuraghe, se puede realizar un fácil paseo de unos cinco kilómetros, a través de un paisaje evocador en la frontera entre Barbagia di Seulo y Tacchi d’Ogliastra. El esfuerzo al afrontar las pendientes de la última «lágrima» cuesta arriba se verá ampliamente recompensado.

La arquitectura del complejo, construido con grandes bloques, consta de una torre central (mastio), originalmente de varios pisos, a la que se adosa un bastión compuesto por cuatro torres angulares, que encierran dos patios. La torre del homenaje y el baluarte están adaptados a los niveles del afloramiento rocoso y parecen haber sido construidos con técnicas constructivas diferentes, lo que indica la existencia de varios periodos de construcción. Observará escaleras, nichos y cortinas en la mampostería. A su alrededor verá un enorme antemural y en la meseta de enfrente los restos de un vasto poblado de cabañas circulares, que datan de la Edad del Bronce Reciente, modificadas y ampliadas en la Edad del Bronce Final. En las distintas estancias se han identificado zonas para cocinar alimentos, almacenarlos y realizar tareas domésticas, como el hilado.

Cerca de la torre angular B se recuperaron unos cuarenta objetos fragmentarios de bronce, posiblemente procedentes de un almacén de fundición derruido: puntas de jabalina y de lanza, leznas, hachas, láminas. Junto con los objetos de bronce se encontraron dos láminas de plata, una de las cuales representa una pluma. Las campañas de excavación en el yacimiento, que comenzaron a mediados del siglo XIX y se reanudaron varias veces a finales del siglo XX, han sacado a la luz dientes de hoz de obsidiana, agujas de hueso, diversos objetos de cerámica -cuencos, cuencos, vasos de cuello alto, ollas- y un fragmento de asa de oinochoe de bronce del tipo Schnabelkanne, sin equivalente entre los materiales tirrenos importados a Cerdeña. Se trata de un objeto procedente de Etruria, utilizado en preciosos ajuares funerarios principescos y muy extendido en el mundo itálico. El fragmento delAdoni, forjado en forma de palmeta de siete hojas coronada por dos serpientes enroscadas, está datado a finales del siglo VI a.C. Las monedas pueden atribuirse a los periodos púnico (IV a.C.), romano imperial y vándalo. Un depósito de vasijas, descubierto en la escalera adyacente a la torre E, documenta momentos de reocupación del complejo en época tardoantigua y bizantina (VI-VII d.C.), cuando el nurago asumió quizá la función de castrum. El nurago de Adoni es el principal legado prehistórico de un territorio frecuentado ya en la Primera Edad del Bronce, como demuestran los enterramientos de las cuevas de is Janas y Frumosa.

Fuente: Turismo de Cerdeña.

Las fotos del nuraghe Adoni son de: Giovanni Sotgiu, Andrea Mura-Nuragando Sardegna, Ascanio Saddi y Diversamente Sardi.

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