“El territorio de Nulvi cuenta con más de un centenar de nuraghi, tumbas famosas y enigmáticas, extrañas pirámides de Cerdeña que suman más de tres mil. Estas pesadas construcciones cíclopeas, sin cemento, a veces ofrecen sus largos y sólidos conos a los lados o en la cima de alturas empinadas, demostrando una sorprendente habilidad en estática por parte de los constructores. El arco apuntado se encuentra en los nuraghi, que junto con otros monumentos de Egipto, Grecia e Italia, proporcionan nueva evidencia de que el sistema ogival, lejos de haber sido descubierto en los bosques del norte, a los que debe su forma, es una invención que data de la infancia de las artes del sur. Uno de los nuraghi de la montaña Argentiera, que parece, como otros nombres de montañas en Cerdeña, indicar la existencia de antiguas minas, tiene una cobertura externa de piedras blancas que le dan la apariencia de una gran torre. Esta extraordinaria ruina funeraria pintoresca, mezclada con hierba, musgo y zarzas, es una de las más importantes. Algunos nuraghi tienen el aspecto de restos de fortificaciones. Puede ser que estas tumbas primitivas, estas tumbas de pastores destinadas, como las tumbas de la campiña romana, al entierro de familias enteras, sirvieron más tarde, como sus nobles mausoleos, como bastiones para luchadores y que incluso aquí la muerte se lanzó desde los mismos lugares que sirvieron de asilo. El dueño del hermoso nuraghe blanco de Monte Argentiera es un agricultor que posee el campo en el que se encuentra; estaría dispuesto a venderlo al primero que se lo pida, me lo ofreció por algunos scudi. La indiferencia hacia los nuraghi es extrema; su ruina se agrava por los pastores que llevan ganado allí; las piedras que se pueden retirar se utilizan para las paredes, varios también han sido demolidos por cazadores de tesoros tontos y supersticiosos…”
El fragmento es tomado de “Valery – Viaggio in Sardegna”, reimpresión del libro “Voyage en Sardaigne” de Antoine-Claude Pasquin, conocido como Valery (1789-1847) – Ilisso editore 1999.
Las fotos del nuraghe Alvu y del nuraghe Boinalzu de Nulvi son de Romano Stangherlin; las de la muralla megalítica cerca del nuraghe Alvu son de un autor no identificado. Las fotos del pozo sagrado de Irru, también en Nulvi, son de Sergio Melis, Andrea Mura-Nuragando Sardegna y Diversamente Sardi.